Wednesday, December 12, 2007

Nuestra Señora de Guadalupe


In honor of her feast, I'd like to share a report I recently wrote and gave in Spanish class on "Las Aztecas, La Cuidad de México, y La Historia de Nuestra Señora de Guadalupe". Presenting in Spanish was such fun! Enjoy... and do please let me know if you could understand it. :)

Quiero platicarles una historia verdadera sobre una parte importante de la cultura y tradición de México. Es la historia de Nuestra Señora de Guadalupe. Los latinos la aman muchísimo. La llaman “La Virgen de Guadalupe, Nuestra Reina de las Américas”.

Para empezar la historia, debemos remontarnos a México en el año 1531. Era un país muy sufrido. Los conquistadores españoles y los indios nativos se peleaban unos con otros. Estos indios se llamaban los aztecas. Los españoles no comprendían a los aztecas. Los aztecas no comprendían a los españoles. Porque los conquistadores españoles frecuentemente eran crueles a los aztecas, los aztecas odiaban a todos los europeos.


Quiero contarles de la gente azteca. Eran una nación muy grande, un imperio de como diez millón personas. Su emperador vivía en Tenochtitlán. Después de los españoles vinieron, éste se llamaba la cuidad de México, o en inglés, México City. La nación azteca tenían muchos doctores, matemáticos, filósofos, astrónomos, y artistas. Pero también eran una gente muy pagana. Reverenciaban muchos dioses, como el sol, la luna, y las estrellas. Su dios más importante se llamaba “Quetzalcóatl”, una serpiente. Una parte de su religión fue matar personas y sacrificarlas a sus dioses. Los informes de los españoles nos dicen que más que cincuenta mil personas se sacrificaban cada año, y muchos historiadores creen que esto es verdadero. Frecuentemente, estas personas eran los esclavos y los niños.

Ésta fue la gente que vivía en México cuando los españoles llegaron en el año mil quinientos diecinueve. Con los soldados de España, también llegaron sacerdotes y misioneros católicos. Los soldados querían encontrar oro y poder, pero los misioneros solamente querían ayudar a los indios pobres. Pero los aztecas no querían escuchar a los hombres blancos. Ellos no creían que los misioneros les fueran a ayudar. Solamente unos pocos de los aztecas escuchaban a los misioneros y comenzaban a creer en la Fe Cristiana.

Uno de estos aztecas que creía fue un hombre pobre y sencillo que se llamaba Juan Diego. El tenía alrededor de cincuenta años. Su nombre en indio fue “Cuauhtlatohuac”, que significa “Él que habla como una águila”. La esposa de Juan falleció, y él vivía con su tío anciano en la ciudad de México.

Un día, temprano por la mañana, Juan se levantó y se fue a la iglesia. Mientras estaba caminando cerca de una colina que se llama “Tepeyac”, de súbito escuchó una música muy bonita. Entonces él vio a una señorita muy hermosa. Ella llevaba la ropa de una princesa azteca. Su vestido era rosado, y su velo era azul. Él sabía que ella estaba embarazada, porque ella tenía un cinturón negro. Este cinturón se llevaba por una señora azteca para mostrar que ella estaba embarazada.

La señorita habló a Juan. “Juanito”, ella dijo, “Yo soy la madre del Dios verdadero, el uno que da la vida a todo y que es el señor de cielo y tierra. Yo soy tu madre misericordioso, la madre de todo que vivan en este país, y la madre del todo el mundo. Yo deseo dar ama, protección, compasión, y ayuda a la gente de los Américas. Yo necesito que tú visites al obispo de la cuidad de México. Dígale que yo quiero que él edifique una iglesia aquí misma. Esta iglesia va a ser para los españoles y los aztecas, porque yo soy la madre de toda la gente.”

Juan Diego la escuchaba. Le dijo que él no era muy inteligente. Le dijo que él no era un hombre muy importante. Él le pidió, “Señorita, por favor busque alguna otra persona para que visite al obispo.” Pero ella dijo, “No, Juan Diego, yo necesito que tú vayas.”

Entonces Juan fue a ver al obispo de la ciudad de México, que se llamó Obispo Zumárraga. El obispo escuchó la historia de Juan, pero creyó que posiblemente él estaba un poco loco. El obispo mandó a Juan Diego que regrese a su casa. Él le dijo que él necesitaba una prueba para creer la historia de la señorita hermosa.

Juan Diego salió de la casa del obispo. Cuando él caminaba de regreso a su casa, otra vez se encontró con la señorita hermosa. Le dijo lo que pasó con el obispo. Ella le respondió, “Mi hijo, no te preocupes. Voy a darte una prueba para el obispo. Vuelve mañana para conseguir la prueba.”
Pero al siguiente día, el tío de Juan estaba muy enfermo. Juan tenía que cuidar de él y no podía encontrarse con la señorita hermosa. Se sintió muy triste. Dos días pasaron, y su tío estaba más enfermo.

Juan temía que su tío fuera a morir. Su tío le pidió a Juan, “Por favor, sobrino, vaya y busque a un sacerdote para rezar conmigo.” Juan corrió. Mientras estaba corriendo, él se dijo así mismo, “Espero no encontrarme con la señorita porque posiblemente, ella está enojada conmigo.”

Pero de súbito, ella se le apareció a él. “¿Dónde vas, mi hijo?” ella le preguntó.

“Mi señora, lo siento,” Juan explicó. “No pude venir como yo prometí porque mi tío está muy enfermo. ¡Temo que él vaya a morir! Necesito buscar un sacerdote para él.”

La señorita hermosa se sonrió y dijo dulcemente, “Mi hijo, no necesitas preocuparte. Estoy aquí. Soy tu madre. Voy a cuidar de ti. Tu tío no va a morir hoy porque ahora él está bien. Ahora, ¿estás listo para llevar la prueba al obispo?”

“Si, mi señora, estoy listo,” Juan respondió.

La señorita le pidió, “Ve a la cima de la colina que se llama Tepeyac. Tú vas a encontrar rosas allí. Por favor, córtalas y tráelas a mí.”

Ese día, era el doce de diciembre. Era invierno y hacía mucho frio. Sabemos que las rosas no se encuentran en el invierno. Pero Juan fue a la cima de la colina y buscó flores. Y había muchas rosas bonitas, en muchos colores diferentes. Él las recogió y las puso en su tilma, o poncho en inglés. Todos los indios llevaban estas tilmas. Juan regresó con las rosas para la señorita, y ella las acomodó en su tilma. Ella le ordenó, “Tome las rosas y muéstreselas al obispo.”
Juan se fue rápidamente y con mucha precaución. El llegó a la casa del obispo y entró en la habitación, él le dijo al obispo, “¡Mire! ¡Aquí tengo la prueba! La señora la envío para usted.” Entonces, él abrió su tilma y las rosas se cayeron al piso.

El obispo estaba muy sorprendido. ¡Rosas en diciembre! Pero aún había una sorpresa más grande. En la tilma de Juan Diego había una imagen de la señorita, exactamente como él la veo. Era un milagro. El obispo creyó la historia de Juan y comenzó a edificar la iglesia que la señora le pidió. La tilma de Juan con la imagen milagrosa se preservó en esta iglesia.

Pero esto no es el fin de la historia. La señora también se apareció al tío de Juan y lo curó. Ella le dijo que su nombre indígena era “Coatlaxopeuh”, que significa “Ella que aplasta la cabeza de la serpiente”. Porque el nombre sonaba muy semejante a la palabra en español “Guadalupe”, los españoles empezaron a usar este nombre. Pero a los indios, el nombre “Coatlaxopeuh” era muy importante. ¡Significaba que la señora era más poderosa que su serpiente-dios!

La imagen en la tilma de Juan Diego les enseñó muchas cosas a los aztecas. La señora se encuentra en frente del sol, encima de la luna, y su velo cubierto con las estrellas. Esto mostró a los indios que ella era más poderosa que sus dioses del sol, la luna, y las estrellas. Ellos sabían que esta señora poderosa no era una diosa, porque sus manos estaban rezando y ella tenía su cabeza inclinada. También ella era mestiza. Muchos niñitos mestizos fueron abandonados. Pero después que nuestra señora se apareció, mucho menos de estos niñitos fueron abandonados.

Y la promesa de Nuestra Señora se cumplió. En unos pocos años, más que nueve millón de los aztecas se bautizaron en la Fe Cristiana. Y paz vino al fin entre los españoles y los aztecas.
Es muy interesante observar que Cristóbal Colon, que descubrió las Américas cuarenta años antes de la visita de Nuestra Señora de Guadalupe, llamaba sus barcos “Nina”, “Pinta”, y “Santa María”. En inglés, estos nombres significan “Girl paints Holy Mary”. Esto es exactamente lo que pasó en la tilma de Juan Diego cuarenta años después.

Hoy, se puede ver la tilma de Juan Diego con la imagen de la señorita hermosa en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de México. Hace ocho años que yo y mi familia fuimos allí y la vimos. Aún queda un milagro, especialmente porque las tilmas de los indígenas se hacían de fibras de los cactos. Siempre se desintegraban después de como veinte años. Pero después de más que quinientos años, la tilma de Juan Diego con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, La Reina de las Américas, está perfectamente preservaba e intacta.

Hace ocho años que yo y mi familia viajamos a México y visitamos la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Es una lugar muy hermosa. Y espero visitar allí otra vez.

¡Madre de las Américas, ruega por nosotros!

3 comments:

Anonymous said...

Wow, you must be fluent in Spanish to be able to write a speech like that! I know a little (very little) Spanish. We've gone on mission trips to Mexico several times, and my small vocabulary was useful then! :)

Rose Marchen said...

Wow Claire, I knew you were good at speaking Spanish, but I didn't know you were that good! I'm sorry I can't understand it. Maybe in the future you can publish a translation...

Anonymous said...

I've just finished reading. Congratulations! I didn't exactly know the story of this apparition of Our Blessed Mother. Thanks for this bit of information!
(I don't speak spanish, but being portuguese has helped me a lot!)